Estás embarazada. Esta buena noticia significa una gran cantidad de cambios para quien la recibe, tanto emocionales como físicos, ya que durante los siguientes 9 meses el cuerpo de la mujer debe gestar al futuro niño, prepararse para el parto, y es en esto ultimo en lo que nos queremos centrar en esta entrada.
Para que el bebé pueda ser expulsado durante este momento concreto la pelvis debe dejar espacio suficiente para permitir que el niño nazca, y esto será gracias al movimiento de natación del sacro, un movimiento que permite ensanchar la parte inferior de la pelvis. Esto se produce gracias a una hormona poco conocida llamada relaxina, generada por el cuerpo luteo y la placenta, que favorece que las articulaciones sean más flexibles ya que hace más elásticos a los ligamentos. Su momento de máxima secreción aparece en el cuarto mes del embarazo y durante el parto.
Pie aplanado
Esta hormona puede llegar a producir un pie aplanado, ya que el arco de nuestro pie está mantenido por ligamentos, entre otras estructuras. Esto puede cambiar la forma de andar de la madre o lesiones en la piel en zonas donde antes no estaban presentes.
Sumado al efecto de esta hormona suele incrementarse también el peso. Algo totalmente normal en el embarazo, pero que hará cambiar la biomecánica del cuerpo de la embarazada alterando la posición del centro de gravedad de esta.
Una forma de mantener la estructura del pie intacta es mediante el uso de plantillas que ayuden a mantener el arco con una forma fisiológica y el centro de gravedad correctamente situado.