Imagina la siguiente situación. Desde hace un tiempo tienes en el pie una zona como de pequeñas ampollas, que pican mucho y que por mucho que te hidrates o protejas no se van. Así que decides acudir a un podólogo para que valore si pisas mal y por eso te salen esas pequeñas ampollas, o si te da alergia algún tejido del calzado. El podólogo lo valora, puede que tome una muestra para enviar al laboratorio y, finalmente, te deriva al digestivo con un diagnóstico de posible enfermedad celíaca. ¿Cómo es esto posible? A continuación te lo explicamos.
La enfermedad celíaca es un trastorno inmunitario y cuando el organismo entra en contacto con gluten aparece una respuesta inflamatoria. En algunas personas esta sensibilidad al gluten puede llegar a producir una reacción en la piel denominada dermatitis herpetiforme, de causa desconocida. Se sospecha que se produce por que ciertos anticuerpos liberados ante la exposición al gluten atacan a una proteína localizada en la piel, causando la aparición de estos molestos síntomas (picor, ampollas, papulas rojas…).
El diagnóstico definitivo de esta patología se realizará mediante una biopsia de la piel. Se anestesia la zona y se extrae un trocito de la piel afectada para que la analice un patólogo bajo el microscopio tras realizar unos finos cortes y teñirlo para que contrasten los distintos tejidos. Así, según los cambios que muestre en la estructura, confirmar o no el diagnóstico de esta patología.
Para tratar esta patología no queda otro remedio que seguir una estricta dieta sin gluten, ya que al ser esta proteína la causa de la reacción inmunológica, la manera de evitar los signos y síntomas será evitando lo que lo causa. Existen medicamentos que se pueden pautar en consulta para reducir o eliminar el picor que causa esta dermatitis.