La Vitamina A, también conocida como retinol o antixeroftálmica, se encuentra en el grupo de las vitaminas liposolubles. Se almacenan en el hígado y en el tejido graso, por lo que no es necesario tomarlas todos los días. Desempeñan funciones similares a las hormonas y tienen función antioxidante. Este grupo de vitaminas son solubles en las grasas y no se eliminan por la orina. Su consumo excesivo puede provocar intoxicaciones y distintas molestias como fatiga, irritabilidad, dolor de cabeza, náuseas, vómitos, cálculos, diarreas, etc.
La Vitamina A propiamente dicha es el retinol. Pero también existen otras moléculas denominadas carotenoides que funcionan como provitamina A, ya que se transforman en esta en el intestino e hígado. El más abundante es el Beta-caroteno con la particularidad de que es hidrosoluble.
Esta vitamina es indispensable para el crecimiento y desarrollo de todos los tejidos y el buen mantenimiento de las mucosas, epitelios y piel, ayudando al desarrollo de los dientes, por ejemplo. Está muy relacionada con el acné, ya que la deficiencia de esta vitamina en la dieta puede provocar su aparición. Interviene en los procesos inmunológicos y de reproducción, por lo que se recomienda en la lactancia y en el embarazo ya que favorece la reproducción y que el embrión se desarrolle de manera normal. También interviene en el mantenimiento de la visión produciendo un tipo de pigmentos imprescindibles para el correcto funcionamiento de la retina. Algo sobre lo que también pueden aconsejarte en Clínica Quijada, especialistas en oftalmología.
La carencia de Vitamina A nos lleva a predisposición a infecciones ( inmunidad reducida), alteraciones de las mucosas, alteraciones óseas, alteraciones cutáneas, ceguera nocturna, xeroftalmina (opacidad de la córnea con presencia de úlceras) y ceguera.
Podemos encontrar la Vitamina A en pescados azules y sus aceites, gambas, yema de huevo, queso cremoso, mantequilla y margarina. También en frutas, verduras frescas de color rojo o naranja, albaricoques, melón, melocotones, ciruelas, mango, piña, fresa. Algunas verduras y hortalizas como la zanahorias, calabaza, tomates, col, espinacas, brécol, brócoli, pimiento rojo o la lechuga, también la contienen.